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De pequeño quería ser inventor, y de alguna forma esto es lo que hago: invento obras arriesgadas y delicadas de cosas que me conmueven. Y lo hago a partir de distintas disciplinas (creación de universos sensoriales, experimentación con el público, instalaciones, fotografía, creación sonora, teatro de objetos y otros).

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¿Qué vínculo crear con el público?

¿Cómo tratarlo?

¿Dónde se sitúa el artista?

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Me gusta que el público se lleve una experiencia,

le pasen cosas, huela, camine, se estire en el suelo.

No quiero tenerlo sentado en el sillón para contemplar

mi visión estupenda de un tema.

Para contemplar mi ingenio.

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Hago obras para que el público pueda

sentirlo todo de todas las maneras.

Por eso creo recorridos y experiencias.

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Por otra parte, trabajar con todo tipo de personas como educador social me permite reformular mi trabajo más allá de la esfera puramente escénica. Esto me aporta cosas que valoro mucho: vincularme con el público de una manera diferente, la búsqueda constante de un arte transformador, y crear con todo tipo de personas, sean como sean.

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Un teatro original y experimental y al mismo tiempo sanador e inclusivo.

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Me formé en teatro vivo en el Laboratorio-Escuela de Jessica Walker, más tarde estudié teatro clown y bufón con el maestro Philipe Gaulier en París; y posteriormente seguí formándome en lenguaje sensorial con el Teatro de los Sentidos.

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En 2006 fundé Último Comboio, una compañía multidisciplinar con la que creé obras como “Los pequeños nadas”, una pieza visual con tecnologías analógicas y sin intérpretes (Feria de Tárrega 2011, Museo de la Historia de la Inmigración de Cataluña, entre otros); y “Don Quixote”, una adaptación punk sobre el clásico de Cervantes (Festival Tempo de Río de Janeiro, Instituto Cervantes de Londres, Edinburgh Festival), entre otras creaciones.

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Aparte de la creación escénica, me dedico también a diseñar proyectos creativos inclusivos: El Proyecto ALMA, un taller de teatro gratuito y abierto en el barrio, (Mención de Honor del PREMIO JOSEP CLUSA 2022 sobre Artes Escénicas y Salud Mental); el Proyecto ITAKA con adolescentes con trastornos alimentarios, también en el Hospital Sant Joan de Déu; y con Teatro Imagina, un colectivo de personas adultas maravillosas con diversas problemáticas de salud mental y que se auto-gestionan desde hace 25 años para hacer teatro contra el estigma. ​

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​Porque lo importante es seguir inventando.

Anton Coimbra (Barcelona 1981)

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